* Víctor Solorio Reyes presentó en la FUL 2015 el título con el que
ganó el concurso de novela negra “Una vuelta de tuerca” con “Artillería
Nocaut”, un volumen de 192 páginas en las que cuenta las peripecias del policía
Eleuterio Marto para desentrañar la muerte de su compadre Agustín Correa y las
implicaciones de miembros del gobierno, del ejército y de la alta empresa
Pachuca de Soto,
Hgo., a 21 de septiembre de 2015
Un joven de 27 años, diseñador metido a escritor “porque
escribir es un imperativo insoslayable”, subió al ring los símbolos de la
violencia a través de una narración detectivesca que ganó el ambicionado
concurso “Una vuelta de tuerca”, convocado por el Instituto Queretano de
Cultura de Novela Negra en 2014; por eso su presentación en la 28ª Feria
Universitaria del Libro (FUL 2015) cobró notoriedad porque, además, desglosa
cómo el poder político, empresarial y criminal se colude para hacer aparecer
algunos muertos anónimos en parajes insospechados.
En la narración de Víctor Solorio Reyes, ocurrida en un
ambiente posible en cualquier latitud, pero escrita y nutrida por la realidad
de su natal Michoacán, se descifra una realidad elevada a ficción que conoció
la luz bajo el título de “Artillería Nocaut”, volumen de 192 páginas en las que
un boxeador ex militar, Eleuterio Marto, desentraña los porqués de la aparición
del cadáver de su compadre con visibles huellas de tortura y un balazo en un
ojo, arrojado en un basurero y sólo puede identificarse por un tatuaje en un
brazo con el paradójico nombre de “Esperanza”.
“Es nuestra ‘neta’, la realidad en la que vivimos que
influye definitivamente en la literatura, pero no creo que deba ser registro
puntual de esos aconteceres, eso lo va a hacer alguien más, historiadores,
periodistas, no sé; pero si es parte de la realidad en que nos movemos. No es
literatura del narco, sino una fracción de nuestra situación vivida como
escritores de este género, no es sólo un lugar común, es nuestra realidad
común”, apunta Solorio
“En la novela negra, llamada así porque sucede casi siempre
de noche, es la narración del subgénero en la que aparecen como ingredientes
básicos, no excluyentes unos de otros, desde un ambiente degradado, decadente,
el infaltable detective o investigador cínico, audaz, desconfiado o
desilusionado del orden establecido, bueno para las armas y los golpes; unas
fuerzas oscuras detrás de la amenaza clara o velada del asunto a investigar; la
damisela en apuros, intrigas mafiosas, internacionales o nacionales, muertes,
traiciones, acechanzas y un final inesperado. Se diferencia de la novela
policíaca, su madre literaria, por decirlo así, porque es más violenta, menos
cerebral, más brutal”, explica el narrador.
Hasta antes de ganar el concurso y que Grupo Planeta
publicara “Artillería Nocaut” —cuyo primer título fue “Por la vía del cloroformo”—,
Víctor Solorio Reyes se dedicaba a ganarse la vida como diseñador gráfico y la
escritura era una pulsión a la que acudía puntualmente desde su niñez y dice
que no recuerda cuándo empezó a contar historias por escrito, pero que el
cuento fue lo primero que se le dio como narrador aunque le costó mucho trabajo
encontrar ese “nocaut” que define al género. “En la novela se gana por
decisión”, agrega.
“Artillería Nocaut” comienza con un narrador extradiegético,
es decir, un narrador externo que cuenta cómo está, qué piensa y cómo se siente
el cadáver de Agustín Correa. Luego en el primer capítulo, que como todos los
del libro se titula ‘Round”, debidamente numerado como en una pelea de box a
doce asaltos, comienza el nudo de la trama, cuando acude la hija del difunto y
ahijada del personaje principal, Eleuterio “Detective” Marto para que éste
esclarezca la misteriosa desaparición de Correa.
Como en la generalidad de la novela negra, las
conversaciones se mueven en dos vertientes, una, la del diálogo interno del
personaje que coexiste con la otra consistente en las pláticas sostenidas con
otros personajes. La chica linda resulta ser la ahijada; los personajes
turbios, miembros del gobierno, del ejército y de la alta empresa empeñados en
borrar del mapa toda huella de sus arreglos.
De cómo se resuelve la trama, en quiénes se puede confiar y
en quién no a través de unos ambientes desgastados y personajes que cruzan a un
lado y otro de la moral, sin cortapisas para invertir en traiciones y malas
pasadas, se va pasando de un “round” a otro en una prosa a veces brutal,
fluida, de una sintaxis llana y sin condescendencias ni artificios retóricos:
sujeto, verbo y complemento; frases lapidarias: “pero ni el Ejército ni el
deporte me amansaron”, como hace decir a su personaje Eleuterio Marto, cuyo
mote de detective no es por su encargo de desentrañar el misterio, sino por
caminar la ruta de investigar, en su niñez, quién era su padre.
Explica Solorio que también es “un discurso sobre la
masculinidad, sobre los efectos de la violencia impuesta o autoasumida; sobre
la bondad tóxica, el individuo con respecto a su sociedad e incluso la familia.
Las mafias que se tienen cabida donde vaya a haber poder o dinero”.
La visibilidad que la FUL 2015 y Grupo Planeta han dado a “Artillería
Nocaut” a través del sello Joaquín Mortiz (y las instancias culturales del
Estado, promotoras del concurso) rebasó las expectativas del joven escritor que
sin llegar a las tres décadas de vida ha sentido el llamado del género
literario que hoy lo ha puesto en la mira de más lectores y devotos que esperan
ansiosos su próxima entrega que, anuncia el escritor michoacano, “ya está en el
horno”.◄
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