* “El arte de la cocina mexicana”, es un libro-arte donde se mezclan
recetas mexicanas tradicionales y al óleo, el recetario ilustrado que a la vez portátil
y práctico
Pachuca de Soto,
Hgo., a 23 de agosto de 2015
A través de un recorrido pictórico por las recetas
recopiladas por su finada primera esposa, el pintor Alejandro von Waberer
O’Gorman entregó el material indispensable para que el editor Miguel Ángel
Porrúa publicara bajo el título “El arte de la cocina mexicana” este singular
recetario.
El artista mexicano de ascendencia austríaca e irlandesa,
advierte: “Este libro contiene las recetas que mi esposa, la desparecida Mela
de la Mora fue guardando a lo largo de toda su vida. Entonces, al darme cuenta
que eran una joya de la gastronomía, cuyos ingredientes eran netamente
mexicanos y sus procesos también, a instancias de mi amigo el editor Miguel
Ángel Porrúa, ilustré con óleos sobre tela cada una de las recetas, mismas que
se muestran escritas en una caligrafía cuidadosa y que quedaron plasmadas en
esta edición a la vez práctica, en un papel que puede llevarse a la cocina sin
que sufra menoscabo alguno”.
Este libro-arte fue presentado en la 28ª Feria Universitaria
del Libro, FUL 2015, que se realiza en el Polideportivo Carlos Martínez
Balmori, de la Ciudad del Conocimiento de la Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo, bajo los auspicios de su Patronato y el Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes.
Durante la presentación del libro, su editor Miguel Ángel
Porrúa señaló que si este libro se valuara por las obras pictóricas que lo
ilustran sería inaccesible, pero que, por el contrario, el papel —casi
indestructible—, la tipografía y el diseño general de la obra lo hacen hermoso
y, sin embargo, no es costoso.
Alejandro von Waberer, sobrino del pintor Juan O’Gorman,
relata que las recetas contenidas en su libro “son de ésas, de las que se
arrancan a las abuelas casi a fuerza, con los secretos de la preparación que no
fácilmente se entregan a cualquiera y que suelen pasar sólo de generación a
generación y que, sin embargo, son muy sencillos de preparar, pero que ya
vienen con medidas exactas, por ejemplo, si los recetarios por costumbre indican
‘una pizca’, pues aquí se dice la proporción exacta para que la composición
funcione como es debido”.
El pintor explica que las ilustraciones del libro van
plasmando, en cada una de ellas, los ingredientes que las conforman y revela
que el proceso de seleccionar los colores y composición fue un redescubrimiento
personal de su pasión por todo lo mexicano, por sus colores, olores y sabores,
y que puede afirmar sin temor a equivocarse que el mayor reto creativo de cada
cuadro fue crear en el óleo la diversidad que pueden contener los platillos que
conocemos como ‘antojitos mexicanos’.
Maravillado por la mexicanidad y la gastronomía que encierra
lo más profundo de las raíces mexicanas, Von Waberer dice que la tradición que
los platillos guardan en sí mismos tiene mucho del espíritu y la esencia de lo
que somos y de lo que fuimos, lo que la convierte en una huella cultural
indeleble: “Que a partir de 2010 la gastronomía mexicana sea Patrimonio
Intangible de la Humanidad, según la UNESCO no es sino el reconocimiento de esa
grandiosidad histórica y cultural que nuestra cocina guarda, del mismo modo que
la arquitectura, la escultura o la música: algo que debe preservarse para la
posteridad”, añade.
“El arte de la cocina en México” contiene secretos
culinarios que provienen desde el siglo XIX y que fueron recopilados por Mela
de la Mora hasta 1981, mismos que no contienen ningún ingrediente que no sea
mexicano, así como los utensilios tradicionales, aunque, aclara Von Waberer,
que ya hay una serie de instrumentos que se requieren y han desparecido, pero
que en los cuadros que ilustran las recetas se muestran los utensilios y
trastos originarios, fácilmente sustituibles por actuales y que no demeritan la
preparación de los manjares.
“En las pinturas y en las recetas aparecen las ollas y
cazuelas de barro; los anafres, los comales, las cucharas de madera, los
molcajetes y los metates; ingredientes como las chirimoyas, la pepita de
calabaza o el huitlacoche. Aquí no aparece ninguna cosa que no nos sea común,
familiar y exclusiva de nosotros los mexicanos”.
Nacido el 9 de octubre de 1941, Alejandro Von Weberer
O’Gorman se dedica desde niño a la pintura y las artes visuales, pues su madre
provenía de una familia en la que había dos pintores, el ya mencionado Juan
O’Gorman y Cecil O’Gorman Crawford, sin embargo, él, como pintor, se considera
autodidacta pues se graduó como arquitecto en la Universidad Autónoma de
México, con mención honorifica en diciembre de 1969. Su formación como pintor
la recibió directamente de su tío, de quien aparte de ser su sobrino, se
considera su discípulo y admirador más profundo.
Del amor que el arte le inspira, también surgió su necesidad
de, a su vez, convertirse en maestro de otros pintores y ha dedicado gran parte
de su vida a dar clases en su estudio privado.
De gran prestigio como mentor, jurado y artista, montó su
primera exposición individual en 1962, cuando apenas contaba con 21 años de
edad, de ahí, en lo sucesivo ha participado en casi un centenar de ellas tanto
en México como en el extranjero. Pero no es todo, además ha sido propietario de
un rancho ubicado en el estado de Hidalgo, en el municipio de Tecozautla,
considerado un paraíso natural y en el que las frutas son un patrimonio y que
al pintor le encantaba por esa explosión de colores y olores que la naturaleza
le ofrecía como inspiración.
Actualmente el maestro Alejandro Von Waberer está casado en
segundas nupcias con la diseñadora y promotora cultural Vicky Mejía, quien ha
perfilado una línea de accesorios, marroquinería y otros artículos basada en
las obras del pintor, de tal modo que se puede poseer una pañoleta, una
almohada, una cartera o un paraguas bella y artísticamente decorado con una
pintura firmada por el artista.
Mientras, “El arte de la cocina en México” libro que al ir
firmado por él y por su desaparecida primera esposa, se convierte en sí mismo
en un objeto de arte, por Von Waberer. Al presentarlo afirmó a su público— un
centenar de jóvenes estudiantes de la carrera de Gastronomía y algunos
visitantes aficionados, tanto al arte como a la cocina y el buen comer—: “Éste
es un libro de México para México, hecho en México para mexicanos, y aunque el
arte es una mentira nos hace ver la verdad”, concluyó.◄
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