Durante años, algunos amantes de lo paranormal han atesorado
entre sus mitos favoritos, el de los supuestos peligros que los navegantes del
Atlántico Norte corren al atravesar una zona triangular, limitada en sus
vértices por Puerto Rico, la península de Florida y las islas Bermudas. Lo
cierto es que la estadística, esa ciencia que se limita a hacer un conteo de lo
que sucede realmente, descarta que en este Triángulo de las Bermudas se hayan
dado más naufragios que en cualquier otra zona navegable del mundo. Pero,
ahora, el hallazgo de unos científicos de la Universidad Ártica de Noruega
(UiT) ha hecho creer algunos periódicos sensacionalistas que se ha descubierto
el secreto que dio origen al mito… aunque sea en aguas noruegas.
Si, ya lo se, Noruega está realmente lejos de las Bermudas,
así que ¿de dónde han sacado la relación? Paciencia, ahora lo explico. Los
científicos de la UiT han encontrado cráteres muy cerca de la costa norte de Noruega,
en el Mar de Barens, según informa un medio británico (Sunday Times). Algunos
de estos cráteres situados a poca profundidad en el lecho marino (a unos 45
metros) llegan a medir 700 metros de diámetro, y para los autores del hallazgo
marcan la presencia de enormes burbujas de metano subterráneas que explotaron
en el pasado al aflorar a la superficie. El estudio en el que detallarán su
descubrimiento, se publicará el próximo mes de abril de 2016 durante la
asamblea general anual de la EGU (Unión Europea de Geociencias).
Y ahora viene la relación con el supuesto misterio. Según
especulaciones, esto podría ser lo que sucede también en el llamado Triángulo
de las Bermudas. Es cierto que para los científicos nórdicos, estas explosiones
provocan cráteres que al abrirse, pueden suponer un peligro potencial para los
barcos que navegan el Mar de Barents en Noruega. ¿Algo que tal vez sucedió en
Bermudas?
En declaraciones al Sunday Times, los autores del estudio
afirman:
“Existen múltiples cráteres gigantes en el fondo marino de
un área de la parte centro-oeste del Mar de Barents, y han sido probablemente
causados por el ‘pinchazo’ de una enorme bolsa de metano. Esta área de cráteres
representa seguramente uno de los mayores puntos calientes de liberación de metano
en aguas poco profundas de todo el Ártico”.
Ciertamente, una explosión de metano capaz de provocar
cráteres tan grandes, podría terminar por hundir a un barco que navegase en ese
momento por la zona, recordamos de aguas poco profundas. No obstante, como
explica Robin Andrews en un artículo publicado recientemente en IFL Science,
trazar similitudes entre el Mar de Barents y el Triángulo de las Bermudas, como
están haciendo algunos medios, es ciertamente pasarse de la raya.
Es cierto que el calentamiento global está haciendo que el
metano subterráneo almacenado en forma de hidrato en zonas de permafrost como
Siberia o Alaska, esté ahora en mayor riesgo de aflorar. Esto es un grave
problema medioambiental, porque el metano es un gas invernadero del que existen
grandes reservas bajo la tundra. Si acabasen en la atmósfera, el proceso de
calentamiento global se aceleraría sin remisión. La reservas de hidratos de
metano bajo los océanos están doblemente en riesgo, porque además del peligro
del calentamiento hay que añadir el de la acidificación de las aguas. Esto
debería ser lo que nos preocupase, y no viejas leyendas de OVNIS.
Pero hay más. La datación de los cráteres noruegos indican
que las explosiones de metano sucedieron probablemente hace unos 56 millones de
años. En aquella época se dio un episodio llamado Máximo Térmico del
Paleoceno-Eoceno (MTPE), un evento de calentamiento catastrófico que elevó la
temperatura del planeta entre 5 y 8ºC en solo 20.000 años. Los científicos
creen que el culpable del MTPE fue una liberación masiva de hidratos de metano.
¿Y dónde está la relación de esto con el Triángulo de las
Bermudas que aseguran algunos medios sensacionalistas? En ningún lado me temo,
de hecho los estudios petrolíferos del lecho marino realizados en la
‘misteriosa’ zona indican que no ha habido a floraciones importantes de metano
durante al menos 15.000 años.
Supongo que esto alegrará a los conspiranoicos, que podrán
seguir pensando que las desapariciones en la zona (que recordemos, no suponen
una excepción estadística) se deben a OVNIS, bases alienígenas, o vaya usted a
saber. ◄
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